El Tren Facatativá-Girardot es mucho más que un recuerdo ferroviario; es un monumento a la perseverancia, la ingeniería y la visión de un país que buscaba unirse a través de la modernidad. Esta obra, concebida a finales del siglo XIX y completada a principios del XX, marcó un antes y un después en la historia de Colombia al conectar Bogotá con el río Magdalena, el eje principal del comercio nacional e internacional en aquella época. Más que una línea férrea, este proyecto fue una hazaña que desafió las barreras de la geografía y el tiempo.


La importancia del Tren Facatativá-Girardot

En una época en la que Colombia carecía de infraestructura vial suficiente, el río Magdalena era la principal arteria para el comercio. Sin embargo, conectar la capital, Bogotá, ubicada a 2.700 metros sobre el nivel del mar, con este importante río, requería un proyecto visionario. El Tren Facatativá-Girardot cumplió esa misión, uniendo dos puntos clave: Girardot, a 320 metros de altura, y la meseta de Bogotá, salvando abismos, montañas y pendientes extremas.

Esta conexión significó una revolución en la manera de transportar productos, insumos y personas. La línea férrea dinamizó el comercio, redujo costos y tiempos de transporte y fortaleció los lazos culturales y económicos de Colombia con el mundo. Fue un símbolo de modernización y progreso, representando la entrada definitiva del país en la era industrial.


Desafíos técnicos y geográficos: una hazaña de ingeniería

 
 

Construir este tren fue un desafío monumental. Desde Girardot hasta Bogotá, cada tramo enfrentó terrenos irregulares, pendientes empinadas y barreras naturales que parecían insuperables. La obra exigió un despliegue de tecnología, ingeniería y esfuerzo humano nunca antes visto en el país.

Entre las soluciones más notables, se encuentran el uso de un sistema de “reversibles” en zonas de difícil maniobrabilidad, como en La Pesquera, donde las vías en forma de «Z» permitían subir y bajar los trenes utilizando maniobras alternas hacia adelante y en reversa. Además, en La Mesa, se instaló uno de los escasos switches férreos del país, una plataforma circular que permitía girar las locomotoras para cambiar su sentido de marcha. Este sistema, aunque no único en Colombia, es una pieza destacada dentro del patrimonio ferroviario de la región.


La Mesa: el corazón del recorrido ferroviario

La Mesa, Cundinamarca, se convirtió en un eje clave dentro del trayecto. Con estaciones y paraderos estratégicos, este municipio no solo albergó el tránsito del tren, sino que también dinamizó la economía local. Cada una de las paradas en La Mesa tiene su propia historia:

  • San Joaquín (Estación): Punto estratégico para el intercambio de mercancías y pasajeros.
  • Margaritas (Paradero): Reconocido por su cercanía a cultivos que abastecían el tren.
  • San Javier (Estación Principal de La Mesa): Centro neurálgico de carga y abastecimiento, donde el comercio local floreció gracias al paso del tren.
  • Hospicio (Estación): Un lugar cargado de historia, vinculado al transporte de alimentos y bienes.
  • Doima, La Salada y La Pesquera (Paraderos): Paradas importantes en el sistema ferroviario que garantizaron la conectividad de la región.

La presencia del tren en La Mesa no solo fue un motor económico; también transformó la vida social y cultural de sus habitantes, generando empleos y creando un sentido de identidad alrededor del ferrocarril.


El legado del Tren Facatativá-Girardot

Aunque hoy este tren no opera como en sus años de gloria, su legado sigue vivo. El proyecto simboliza el ingenio y la tenacidad de una Colombia que luchaba por superar sus desafíos geográficos y unir a su gente. Su construcción no solo acercó a Bogotá al mundo, sino que también conectó sueños, esperanzas y oportunidades.

Caminar por las antiguas estaciones o explorar los reversibles y switches de La Mesa es un viaje en el tiempo. Es una oportunidad para comprender cómo el pasado ferroviario moldeó la Colombia que conocemos hoy.

El Tren Facatativá-Girardot no fue solo una obra de ingeniería; fue un símbolo de un país decidido a avanzar, a conectar sus regiones y a mostrar al mundo lo que era capaz de lograr. 🚂


¿Te gustaría explorar más sobre el patrimonio ferroviario colombiano?

Desde los senderos históricos de La Mesa hasta las antiguas estaciones que aún conservan su esencia, el legado del Tren Facatativá-Girardot está esperando ser redescubierto. Acompáñanos en un recorrido lleno de historia, cultura e ingeniería que marcó el rumbo de nuestra nación.

El ferrocarril de Girardot el gigante que no pudo con la corrupción.

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